"Mi dinamita conducirá antes a la paz que mil convenciones mundiales. Tan pronto como los hombres comprendan que en un instante se pueden destruir ejércitos enteros, seguramente se adherirán a la paz dorada."

Entendiendo esta cita

Aquí, Nobel presenta una visión paradójica: que la invención de armas poderosas podría disuadir la guerra en lugar de incitarla. Creía que la pura capacidad destructiva de la dinamita haría que las naciones reconsideraran la futilidad del conflicto. Esta perspectiva anticipa el concepto de disuasión que más tarde definiría gran parte del paisaje geopolítico del siglo XX. La esperanza de Nobel era que el miedo a la aniquilación mutua daría paso a una era de paz. Es una reflexión sobria sobre la naturaleza humana y los extremos a los que debemos llegar para evitar nuestra autodestrucción. Sin embargo, la historia ha demostrado que la proliferación de armas a menudo escala las tensiones. El idealismo de Nobel en esta cita nos invita a considerar si la paz puede realmente lograrse a través de la amenaza de una fuerza abrumadora.