"Respiré hondo y escuché el viejo alarde de mi corazón. Soy, soy, soy."

Entendiendo esta cita

En esta línea icónica de *La campana de cristal*, Plath captura un momento de profunda autorrealización. La repetición de "soy" resuena con el latido rítmico de su corazón, sirviendo como un mantra que afirma su existencia. En medio de sus luchas con la identidad y la salud mental, esta declaración se convierte en una poderosa afirmación de la vida. Es como si se estuviera anclando en el simple hecho de ser, recordándonos a todos la verdad fundamental de nuestra propia existencia.