Esta profunda afirmación de humildad intelectual, conocida como la Paradoja Socrática, encarna la esencia de la filosofía y el método socráticos. A través de esta paradoja, Sócrates ilustró que la verdadera sabiduría comienza con el reconocimiento de la inmensidad de lo que no sabemos. Este enfoque revolucionó la indagación filosófica al enfatizar que el aprendizaje genuino comienza con humildad y apertura a nuevas comprensiones. La afirmación sigue siendo relevante en el ámbito académico y en el desarrollo personal, recordándonos que el aumento del conocimiento debería conducir a una mayor humildad en lugar de arrogancia, y que reconocer nuestras limitaciones es la base de la verdadera sabiduría.