"Es una verdad universalmente reconocida que un hombre soltero en posesión de una buena fortuna debe estar en busca de una esposa."
Entendiendo esta cita
Austen abre su novela con esta afirmación irónica, estableciendo de inmediato el escenario para una crítica del matrimonio como un contrato social en lugar de una unión romántica. Esta observación aguda destaca cómo las expectativas sociales pueden eclipsar los deseos individuales, lo que nos lleva a cuestionar: ¿Son realmente nuestras elecciones personales cuando están tan influenciadas por las normas sociales?