"Todas las personas, vivas y muertas, son pura coincidencia."

Entendiendo esta cita

Vonnegut reflexiona sobre la aleatoriedad de la existencia, sugiriendo que la vida y la muerte son cuestiones de azar en lugar de destino. Esta perspectiva disminuye la idea de un destino predeterminado, lo que invita a la contemplación sobre el significado que asignamos a nuestras vidas. Es un recordatorio sobrio de la naturaleza arbitraria de nuestro ser y de la universalidad de esta aleatoriedad.