Yuval Noah Harari

La historia no es una única narrativa, sino miles de narrativas alternativas. Cada vez que elegimos contar una, también estamos eligiendo silenciar a otras.

Esta es la mejor razón para aprender historia: no para predecir el futuro, sino para liberarte del pasado e imaginar destinos alternativos. Por supuesto, esto no es libertad total; no podemos evitar ser moldeados por el pasado. Pero algo de libertad es mejor que ninguna.

No nos sentimos satisfechos por llevar una existencia pacífica y próspera. Más bien, nos sentimos satisfechos cuando la realidad coincide con nuestras expectativas. La mala noticia es que, a medida que las condiciones mejoran, las expectativas se disparan.

La reacción más común de la mente humana ante el logro no es la satisfacción, sino el anhelo de más.

La ficción no es mala. Es vital. Sin historias comúnmente aceptadas sobre cosas como el dinero, los estados o las corporaciones, ninguna sociedad humana compleja puede funcionar.

Cada uno de nosotros ha nacido en una realidad histórica determinada, regida por normas y valores particulares, y gestionada por un sistema económico y político único. Damos por sentada esta realidad, pensando que es natural, inevitable e inmutable.

Nunca podrías convencer a un mono de que te dé un plátano prometiéndole plátanos ilimitados después de la muerte en el cielo de los monos.

La felicidad no depende realmente de las condiciones objetivas de riqueza, salud o incluso comunidad. Más bien, depende de la correlación entre las condiciones objetivas y las expectativas subjetivas.

El mundo no gira en torno a los humanos ni a ningún otro grupo particular de seres.

Estudiamos historia no para conocer el futuro, sino para ampliar nuestros horizontes, para entender que nuestra situación actual no es ni natural ni inevitable, y que, en consecuencia, tenemos muchas más posibilidades ante nosotros de las que imaginamos.

El contraste romántico entre la industria moderna que "destruye la naturaleza" y nuestros ancestros que "vivían en armonía con la naturaleza" es infundado. Mucho antes de la Revolución Industrial, Homo sapiens tenía el récord entre todos los organismos por llevar a la extinción a más especies de plantas y animales.

El consumismo ha trabajado muy duro, con la ayuda de la psicología popular ('¡Solo hazlo!'), para convencer a las personas de que la indulgencia es buena, mientras que la frugalidad es auto-opresión.

Una vez que las personas se acostumbran a un cierto lujo, lo dan por sentado. Luego comienzan a contar con él. Finalmente, llegan a un punto en el que no pueden vivir sin él.

El secreto del éxito de los recolectores, que los protegía de la hambruna y la desnutrición, era su dieta variada.

"La felicidad comienza desde adentro. El dinero, el estatus social, la cirugía plástica, las casas hermosas, las posiciones de poder, nada de esto te traerá felicidad."